El PSG se ceba con un Atlético que despertó tarde

No contento con haber puesto Europa a sus pies, el PSG quiere colocar ahora de rodillas al mundo entero. Dos semanas después de protagonizar una exhibición de época en Múnich que le dio la primera Champions de su historia, el coloso francés mandó un nuevo aviso a navegantes derrotando con mucha contundencia al Atlético bajo el sol de Pasadena para anotarse su primera victoria en un Mundial de Clubes que puede servirles a los soldados de Luis Enrique a modo de glorioso remate de una temporada deslumbrante.

Los goles de Fabián Ruiz y de Vitinha en la primera parte sirvieron para demostrar que el vigente rey de Europa no ha perdido ni un ápice del hambre que le ha llevado a devorar piezas por doquier a lo largo de una campaña extraordinaria y castigaron a un Atlético que despertó tarde. Faltos de energía y de ideas, los hombres de Simeone se vieron a merced de un rival con mucha más ambición y clarividencia en el primer acto y no les bastó con reaccionar en la segunda mitad para evitar una goleada que estiraron Mayulu y Kang-in Lee, lo que les obligará a jugarse su futuro en el torneo con el Botafogo brasileño porque este PSG parece inabordable para cualquiera de sus rivales en la primera fase.

Golpeó pronto el PSG por mediación de Fabián Ruiz, que agarró un balón en la frontal del área y soltó un zurdazo cruzado ante el que nada pudo hacer Oblak. Premió el tanto del internacional español la buena puesta en escena del PSG, que se había repuesto del susto que sufrió nada más iniciarse el choque con un libre directo de Julián Álvarez que no le cogió suficiente rosca al argentino y se hizo enseguida con el mando frente a un Atlético al que le costaba superar la presión del campeón galo y no tenía tampoco un referente para ganar balones en largo, toda vez que Simeone apostó por Griezmann como socio de Julián Álvarez en lugar de Sörloth.

Imprecisos con la pelota y un punto por debajo de sus adversarios en el apartado físico, los rojiblancos eran incapaces de soltarse en ataque y se veían encerrados en su campo por un PSG en el que Vitinha organizaba con soltura y todos mordían como pirañas. No permite relajación alguna Luis Enrique, que ha sabido engrasar una maquinaria formidable en la que no rechina ni una tuerca. El dominio de los parisinos sobre un timorato Atlético resultó tan abrumador en la primera parte que solo era cuestión de tiempo que el vigente campeón de Europa aumentase la renta, objetivo que alcanzó justo antes del descanso con una acción en la que Vitinha condujo sin que nadie le incomodase antes de soltar un disparo inapelable con una facilidad pasmosa que venía a resumir la enorme distancia que separaba a una escuadra que volaba de otra que apenas podía mantenerse en pie.

Revitalizó a su alicaída tropa Simeone tras el paso por vestuarios sacrificando a un desaparecido Samuel Lino para dar entrada a Koke. Pese a que el PSG siguió pisando a fondo el acelerador y acarició la sentencia con un derechazo de Kvaratskhelia que Oblak logró mandar al travesaño, el Atlético mejoró la imagen con el capitán a los mandos y pudo recortar distancias por mediación de Julián Álvarez de no haber entrado en acción el VAR, que invalidó el tanto del argentino por una falta previa de Koke sobre Doué en el inicio de la acción que había pasado por alto el rumano István Kovács.

Sin embargo, el paso adelante de los rojiblancos resultó insuficiente, toda vez que Sörloth falló un gol cantado que podría haber puesto picante al encuentro, pese a que para entonces el Atlético se había quedado en inferioridad numérica después de que Lenglet viese la segunda amarilla por protestar al árbitro, Mayulu acabó poniendo la puntilla con el tercer tanto y Kang-in Lee, tras un penalti por mano de Le Normand, remachó la goleada de un PSG que sigue metiendo miedo.

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