¿Qué hacer con los viñedos arrasados por la tormenta?
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El ingeniero agrónomo Juan Antonio Blanco detalla cómo reconstruir las cepas asoladas y, también, cómo actuar ante el persistente mildiuJuan Antonio Blanco, ingeniero agrónomo, trabaja prácticamente en viñedos de toda la región como asesor vitícola, en la mayoría de los casos con prácticas ecológicas. ... Blanco, nombrado viticultor del año en el último report de Tim Atkin y bodeguero de Sínodo Vitivinícola, detalla para Diario LA RIOJA cómo trabajar los viñedos asolados por la tormenta en la zona cero de Moncalvillo, pero también en el resto ante el persistente mildiu que sigue mordiendo cosecha.
La reconstrucción. En el caso de los viñedos que han perdido el 100% de su producción, es decir, todos los racimos, no se debe bajar la guardia: «Sé que es muy duro pero hay que pensar en el año siguiente. Es decir, la gente, que ya había espergurado y en muchos casos estaría ya con el desniete, no puede olvidarse sino que tiene que volver a espergurar en cuanto la viña vuelva a brotar que lo va a hacer y rápido con tanta humedad». El agrónomo explica que «hay que moldear la estructura, la arquitectura de la viña y trabajar ya con los pulgares pensando en el año que viene». «Sé que es muy difícil –continúa–, porque supone más trabajo y dinero cuando no vas a tener cosecha, pero, si decides no hacer nada ahora, lo tendrás que hacer en la poda del año próximo y eso supone muchos más cortes en la cepa y, por tanto, mucho más riesgo de enfermedades de madera y que aparezca en las cepas un problema todavía mayor».
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Parcelas con daños importantes. No todo se ha perdido al 100%, sino que hay parcelas con daños desde un 30% hasta un 70/80% [por decir un porcentaje]. «En estos casos, hay cosecha, quedan racimos, así que lo que hay que hacer es protegerlos e intentar mantener lo que queda», explica Juan Antonio Blanco. En este sentido, no es necesaria una nueva espergura y la parte positiva, si es que hay alguna, es que la tormenta ha sido temprana: «Lo normal es que esos racimos, si no hay más problemas más adelante, cuajen y traigan uva; hemos perdido el de al lado, pero el que queda no debería tener problemas porque debería recuperarse de las posibles heridas». «Otra cosa –agrega– es cuando las tormentas se producen ya en envero y hay azúcar, cuando lo normal sería un ataque de botrytis letal, pero en este caso no debería producirse».
Mildiu en cultivo convencional. El mildiu, que enseñó los dientes con fuerza el primer lunes de junio pasando de hoja a racimo, sigue ahí, ha vuelto a mostrarse y volverá a hacerlo tras las tormentas: «Esta situación que tenemos es más propia de Galicia o incluso del txakolí, con estas altas humedades, lluvias y temperaturas bochornosas, así que no queda otra que seguir tratando». Juan Antonio Blanco estima que los viticultores de convencional, que tienen más productos, mas armamento cicatrizante, que los ecológicos, están tratando cada diez o doce días en lugar de hacerlo cada 15: «No queda otra, es caro pero es la única forma de combatir un mildiu que se mueve como pez en el agua en estas condiciones».
El agrónomo señala que, además, tal y como están las cosas, conviene «pasar con los atomizadores por todas las calles, es decir, no de forma alterna, porque la presión es muy alta».
Mildiu en ecológico. «En este caso tenemos que ir, sí o sí, siempre por delante», advierte Juan Antonio Blanco. «Si estás en convencional el hongo te puede adelantar y hay cicatrizantes, pero si estás en viticultura orgánica lo único que tenemos es cobre». «El cobre –continúa– es un antifúngico, es decir, impide que el mildiu entre en la hoja o en el racimo, pero el problema es que, cuando te caen diez litros de agua se lava, así que cada vez que llueve de tormenta hay que volver a tratar». El viticultor recuerda que «2020 ya fue una campaña muy dura de mildiu y todos vamos aprendiendo». «Es fundamental –agrega– proteger las uvas entre la floración y el cuajado y ya se ven muchas viñas con cubierta vegetal o, cuando menos, sin labrar ya que remover la tierra es lo más peligroso en estos momentos porque se expanden las esporas. De hecho, creo que los mayores problemas de mildiu los están teniendo aquellos que labraron hace dos semanas».
El viticultor concluye con mensajes de ánimo y, sobre todo, de solidaridad: «El gran problema son los costes, y más cuando no hay recompensa con los precios que se están pagando en los últimos años, pero ahora mismo no queda otra que seguir invirtiendo tiempo y dinero porque la mayor pérdida es no tener cosecha o incluso no poder recuperar las plantas».
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