Templos barrocos de raíz indígena

Hay viajes en los que se debe sentir la fatiga del camino y el despojamiento del alma. La Ruta del Barroco Andino transcurre por tierras cusqueñas, en medio del paisaje del altiplano peruano, por donde serpentean montañas imponentes y majestuosas que se entreveran con cielos de un azul intenso. Si se pisan las iglesias que jalonan el camino, conviene dejarse seducir tanto por los retablos como por el aroma a eucalipto.

El itinerario, gestionado por la asociación SEMPA, creada por la Compañía de Jesús con el propósito de conservar y realzar el patrimonio cultural de la zona, es más que una colección de hermosas iglesias. Además del arte, sus patrocinadores apuestan por fomentar el desarrollo turístico y social en las comunidades aledañas.

La Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), a través del Instituto de Transferencia e Investigación, acaba de integrarse como un aliado en la investigación y fortalecimiento de la gestión patrimonial de la ruta. La institución aportará conocimientos académicos y herramientas prácticas que permitan un desarrollo sostenible del turismo en la región.

La ruta es un viaje con cuatro paradas -Cusco, Andahuaylillas, Huaro y Canincunca-, donde el barroco europeo se viste con las mejores galas autóctonas, de manera que los elementos coloniales se anudan con sorprendentes expresiones de la tradición indígena. Así, no es raro encontrar ángeles tañendo charangos, los típicos instrumentos de cuerda de la zona; querubines con facciones quechuas y dorados retablos con la luz inconfundible del sol andino. Obras sociales

Todo lo recaudado tiene una repercusión social, ya que el dinero obtenido por las visitas se destina principalmente a las obras sociales de apoyo a las mujeres y la infancia. El compromiso de la UNIR con la Ruta del Barroco Andino consiste en dotar de herramientas académicas y metodológicas que fortalezcan la gestión del patrimonio desde una perspectiva sostenible.

En este contexto, las comunidades locales no son meras comparsas de un bello decorado. Son protagonistas. Venden textiles, elaboran aceites esenciales con plantas nativas y transmiten un saber ancestral, el que se refiere a las plantas, la historia oral, los rituales…

Piedra a piedra, mural a mural, escuela a escuela, se va alzando algo más grande que una ruta turística: una forma distinta de habitar el mundo. La Ruta del Barroco Andino no brinda solo vistas inolvidables, sino también una experiencia interior, como los ecos de una misa en quechua o el perfumen de un altar lleno de flores silvestres.

En este sentido, el trabajo de la UNIR promueve la aplicación de estrategias didácticas que permitan a la comunidad local, sobre todo escuelas y estudiantes, conocer y valorar su patrimonio. Además, permite una gestión sostenible del patrimonio desde la perspectiva del desarrollo territorial.

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